Aquino Luis
Nació en Buenos Aires en 1895.
Su vida osciló entre el arte y la ciencia, en este último campo fue colaborador de nuestro Premio Nobel Bernardo Houssay, pero su pasión por el arte fue aún más fuerte y terminó optando por la pintura. Fue un autodidacta que admiró incondicionalmente a Fernando Fader. Declaró en una entrevista realizada en 1932 “soy realmente feliz cuando me hallo ante el caballete con el pincel en la mano. El paisaje, sobre todo, habla a mi sensibilidad y me esfuerzo por llevarlo a la tela tal como lo ven mis ojos y lo asimila mi temperamento. La pintura llena todas las horas de mi vida que tengo libres y me parece que me encuentro a mà mismo cuando estoy dedicado a ese arte que es el gran amor de mi existenciaâ€.
En 1925 presenta su primera muestra individual en la Asociación de Amigos del Arte, compuesta por dieciséis paisajes de Córdoba, como los que acá se muestran.
Luego Buenos Aires fue un tema recurrente en él, pintaba el Riachuelo, la costa del RÃo de la Plata, las calles de San Telmo, plazas y viejas construcciones. Fue director del Museo Fernández Blanco de nuestra ciudad, donde pintaba la colección del Museo que incorporaba a sus bodegones.
Se dedicó también a la medallÃstica.
La muerte lo encontró el 12 de febrero de 1968 en la ciudad de Acassuso.
Su vida osciló entre el arte y la ciencia, en este último campo fue colaborador de nuestro Premio Nobel Bernardo Houssay, pero su pasión por el arte fue aún más fuerte y terminó optando por la pintura. Fue un autodidacta que admiró incondicionalmente a Fernando Fader. Declaró en una entrevista realizada en 1932 “soy realmente feliz cuando me hallo ante el caballete con el pincel en la mano. El paisaje, sobre todo, habla a mi sensibilidad y me esfuerzo por llevarlo a la tela tal como lo ven mis ojos y lo asimila mi temperamento. La pintura llena todas las horas de mi vida que tengo libres y me parece que me encuentro a mà mismo cuando estoy dedicado a ese arte que es el gran amor de mi existenciaâ€.
En 1925 presenta su primera muestra individual en la Asociación de Amigos del Arte, compuesta por dieciséis paisajes de Córdoba, como los que acá se muestran.
Luego Buenos Aires fue un tema recurrente en él, pintaba el Riachuelo, la costa del RÃo de la Plata, las calles de San Telmo, plazas y viejas construcciones. Fue director del Museo Fernández Blanco de nuestra ciudad, donde pintaba la colección del Museo que incorporaba a sus bodegones.
Se dedicó también a la medallÃstica.
La muerte lo encontró el 12 de febrero de 1968 en la ciudad de Acassuso.