Alonso Raúl
Raúl Alonso nació en Buenos Aires en 1923, hijo de Juan Carlos, un inmigrante gallego que llegó a la Argentina con 11 años, se inició como cadete de Caras y Caretas y terminó como director general.
Creció rodeado de intelectuales y artistas. Inició estudios de Arquitectura pero al fallecer su padre se ve obligado a dejar la facultad para mantener el hogar. Dibujante precoz se dedicó a la ilustración. Durante décadas fueron famosas sus tapas de la Revista Claudia que firmaba con el pseudónimo “Kaliâ€.
A la par presentaba sus dibujos en salones nacionales y provinciales. En 1948 gana el Premio Comisión Nacional de Cultura en el IV Salón Anual de Dibujantes.
En 1950 se casó con una francesa encantadora, Daniele, con quien tuvo un par de gemelos (Claude y Serge) y luego a Marianne que siguiendo la tradición familiar devino en destacada ceramista.
A mediados de la década del sesenta presenta su primera exposición en la galerÃa Véneto. Más tarde en Gradiva muestra óleos con gran suceso. A principios de los setenta estando de viaje en Londres lo afectan serios problemas motrices. Vuelto a Buenos Aires enfrenta una complicada operación que lo postra seis meses en cama y otros seis más en silla de ruedas.
En su lenta recuperación se dedica de lleno al dibujo. En julio de 1973 inaugura una consagratoria exposición en la galerÃa Bonino. Las 21 tintas presentadas resultaron rápidamente vendidas. Al año siguiente obtiene el Premio Adquisición en el Salón de Santa Fe y el Segundo Premio en el Salón Nacional con sendas tintas.
Inconformista como era, sus éxitos en dibujo no lo detienen. Con su salud mejorada comienza a trabajar en pastel, convirtiéndose al poco tiempo en el más importante pintor argentino en esa técnica.
En 1975 presenta en Bonino una nueva exposición que incluye 20 tintas y 9 pasteles. Nuevamente el éxito es total. En octubre de ese año recibe el consagratorio Gran Premio de Honor en Dibujo del Salón Nacional.
En el `77 expone su serie “Los Siete Pecados Capitalesâ€, tintas que acompaña con 21 pasteles. Se repiten las exposiciones siempre aclamadas hasta que la muestra de 1979 (en la GalerÃa del Buen Ayre) incluye como novedad cuatro óleos.
Se suceden exposiciones y premios. Expone en Madrid, Japón y China. Presenta “Los Diez Mandamientosâ€. Se presenta en Rubers en conjunción con Alberto Girri, viaja a Alemania con Presas, Barragán, Badii y otros.
En septiembre de 1989 presenté su primera exposición en Colección Alvear de Zurbarán.
Desde entonces y mientras estuvo con nosotros expusimos en forma bienal sus obras y cuando nos faltó, el 31 de julio de 1993 en cinco oportunidades más.
Sus inauguraciones fueron siempre multitudinarias. Poetas, crÃticos, escritores, pintores, escultores y gente del común honraban su arte y su amistad. A lo largo de las muestras Raúl venÃa regularmente a la galerÃa luciendo su coqueta elegancia que rara vez incluÃa una corbata y nunca obviaba un bastón.
Charlista ameno y culto, fino observador del mundo del espÃritu y del espÃritu de las cosas mundanas, galante y seductor, su compañÃa gratificaba siempre, aún cuando alguna sinrazón hacÃa aflorar su costado gruñón.
Fue un grande del Arte Argentino. Clásicos en su paleta y composición, sus obras sugieren sin decir, en un clima extraño que por momentos llega a convertirse en misterioso. En sus pasteles (mis preferidos) pintados sobre papel Montgolfier pesado y de grano grueso, las imágenes juegan en el deslinde de la figuración y lo abstracto.
Creció rodeado de intelectuales y artistas. Inició estudios de Arquitectura pero al fallecer su padre se ve obligado a dejar la facultad para mantener el hogar. Dibujante precoz se dedicó a la ilustración. Durante décadas fueron famosas sus tapas de la Revista Claudia que firmaba con el pseudónimo “Kaliâ€.
A la par presentaba sus dibujos en salones nacionales y provinciales. En 1948 gana el Premio Comisión Nacional de Cultura en el IV Salón Anual de Dibujantes.
En 1950 se casó con una francesa encantadora, Daniele, con quien tuvo un par de gemelos (Claude y Serge) y luego a Marianne que siguiendo la tradición familiar devino en destacada ceramista.
A mediados de la década del sesenta presenta su primera exposición en la galerÃa Véneto. Más tarde en Gradiva muestra óleos con gran suceso. A principios de los setenta estando de viaje en Londres lo afectan serios problemas motrices. Vuelto a Buenos Aires enfrenta una complicada operación que lo postra seis meses en cama y otros seis más en silla de ruedas.
En su lenta recuperación se dedica de lleno al dibujo. En julio de 1973 inaugura una consagratoria exposición en la galerÃa Bonino. Las 21 tintas presentadas resultaron rápidamente vendidas. Al año siguiente obtiene el Premio Adquisición en el Salón de Santa Fe y el Segundo Premio en el Salón Nacional con sendas tintas.
Inconformista como era, sus éxitos en dibujo no lo detienen. Con su salud mejorada comienza a trabajar en pastel, convirtiéndose al poco tiempo en el más importante pintor argentino en esa técnica.
En 1975 presenta en Bonino una nueva exposición que incluye 20 tintas y 9 pasteles. Nuevamente el éxito es total. En octubre de ese año recibe el consagratorio Gran Premio de Honor en Dibujo del Salón Nacional.
En el `77 expone su serie “Los Siete Pecados Capitalesâ€, tintas que acompaña con 21 pasteles. Se repiten las exposiciones siempre aclamadas hasta que la muestra de 1979 (en la GalerÃa del Buen Ayre) incluye como novedad cuatro óleos.
Se suceden exposiciones y premios. Expone en Madrid, Japón y China. Presenta “Los Diez Mandamientosâ€. Se presenta en Rubers en conjunción con Alberto Girri, viaja a Alemania con Presas, Barragán, Badii y otros.
En septiembre de 1989 presenté su primera exposición en Colección Alvear de Zurbarán.
Desde entonces y mientras estuvo con nosotros expusimos en forma bienal sus obras y cuando nos faltó, el 31 de julio de 1993 en cinco oportunidades más.
Sus inauguraciones fueron siempre multitudinarias. Poetas, crÃticos, escritores, pintores, escultores y gente del común honraban su arte y su amistad. A lo largo de las muestras Raúl venÃa regularmente a la galerÃa luciendo su coqueta elegancia que rara vez incluÃa una corbata y nunca obviaba un bastón.
Charlista ameno y culto, fino observador del mundo del espÃritu y del espÃritu de las cosas mundanas, galante y seductor, su compañÃa gratificaba siempre, aún cuando alguna sinrazón hacÃa aflorar su costado gruñón.
Fue un grande del Arte Argentino. Clásicos en su paleta y composición, sus obras sugieren sin decir, en un clima extraño que por momentos llega a convertirse en misterioso. En sus pasteles (mis preferidos) pintados sobre papel Montgolfier pesado y de grano grueso, las imágenes juegan en el deslinde de la figuración y lo abstracto.